Por Gustavo Stok
La escena parece la misma: una mujer enjugándose una lágrima mientras mira una pantalla de televisión. En el Polo Norte se la secarán con Kleenex, al frente de una novela de Televisa; en el sur, con Carilina, mientras ven el canal Telefé.
Como nunca la cultura del culebrón se ha globalizado a fuerza de bajos costos de producción, buen nivel de creatividad y recursos humanos, reducción de riesgos por formatos ya probados en otros países y libros que aportan nuevos aires a los tradicionales guiones mexicanos.
Esa fórmula fue suficiente para que los directivos de la televisora mexicana decidieran en agosto del año pasado, incluir en su barra Amor mío, que en Argentina registró altos niveles de rating. El éxito de esa comedia –protagonizada por Vanessa Guzmán y Raúl Araiza– llegó a tal punto que Televisa determinó la grabación, durante este año, de 80 capítulos más en Argentina. “Allá estaban todavía montados los sets de escenografía y sólo enviamos un pequeño grupo nuestro. Todo eso nos permitió un gran ahorro en los costos de producción”, comenta Jorge Eduardo Murguía, vicepresidente de Producción de Televisa.
El 17 de septiembre comenzó a emitirse la segunda temporada del culebrón y los ejecutivos de Televisa no descartan una tercera. Y en agosto pasado también empezó a emitirse esa segunda temporada en las pantallas de Telemundo. Hay una razón de peso detrás de esto: como los derechos de distribución para EU son propiedad de los socios argentinos, esta coproducción le permite a Televisa salir del corsé impuesto por el Acuerdo de Licencias de Programación (PLA, por sus siglas en inglés) con Univision. Este esquema le impide vender sus programas a otras empresas de medios en EU hasta 2017. “Televisa no percibirá ingresos por esa venta, pero es una forma de entrar a ese país mientras dure el proceso de venta de Univision y los procedimientos judiciales del PLA”, dice Manuel Jiménez, analista de Deutsche Ixe.
Desde la exitosa apuesta para adolescentes Rebelde hasta la actual Lola, érase una vez, pasando por Amar sin límites, Montecristo, Los Sánchez y Amor en custodia, entre otros títulos, Argentina se convirtió en una gran maquiladora de contenidos y formatos televisivos que tiene a México como el principal mercado.
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